viernes, 15 de marzo de 2013

LA MÁSCARA Y LOS CARNAVALES


La máscara, como objeto de ritual, se encuentra presente en casi todas las culturas y épocas. Con el paso del tiempo, se ha ido perdiendo su ancestral sentido religioso  para tomar un nuevo aspecto representativo y lúdico, aunque con el cristianismo se le confiere connotaciones negativas y entra en decadencia.

Sin  su antiguo sentido ritual, pero con el mismo poder liberador, aparecen las máscaras en las fiestas sociales, la más importante de las cuales son los Carnavales. Sus orígenes se encuentran en las fiestas de primavera de los pueblos paganos, revestidas de un evidente carácter orgiástico.
En los Carnavales se exterioriza el espíritu de rebeldía contra toda regla o convencionalismo. Todos los papeles son trastocados, y casi todo está permitido.
La más cara posee la mágica y misteriosa cualidad de transformar al enmascarado en el personaje preferido: la imaginación permite crear una gran variedad.
Junto con la máscara, el disfraz permite por unos momentos salir de la tediosa rutina y transformarse en otro ser; aquí tiene que ver mucho las frustraciones o deseos reprimidos y con este pretexto podemos ser quien mejor nos plazca; podemos dar rienda suelta a nuestras fantasías travestistas, anhelos de grandeza, romper con nuestras ataduras formalistas y burlarnos de nosotros mismos transformándonos en destartalados payasos, todo es posible.
También se ha aprovechado de estos momentos de ligereza y permisividad para dar rienda suelta a nuestra lujuria u olvidarnos de nuestras inhibiciones amparados por el anonimato, viviéndonos atrevidos y descarados.

Los Carnavales son la fiesta por antonomasia, la fiesta de todos y para todos. Por eso propongo recuperar sus aspectos lúdicos y populares, desterrando el puro espectáculo en que se ha convertido en muchos lugares, dónde  los disfrazados son improvisados actores, mientras el resto son pasivos espectadores. Los Carnavales hemos de vivirlos con nuestra participación, para esto sólo es preciso un atuendo atípico y una máscara o antifaz, todo lo demás viene corrido.